El G20 se desarrolló este 18 y 19 de noviembre de 2024 en el Museo de Arte Moderno de Río, logrando reunir a las principales economías del mundo en Brasil.
El lugar fue blindado con 20.000 militares y policías para transformar en un bunker este lugar y ofrecer seguridad a todos los mandatarios asistentes, entre los que resaltaron los presidentes: Joe Biden (Estados Unidos), Xi Jinping (China), Claudia Sheinbaum (México), Narendra Modi (India), Emmanuel Macron (Francia), Olaf Scholz (Alemania) y Javier Milei (Argentina).
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, no se hizo presente en el evento por el riesgo que corre de ser detenido por la orden de detención que tiene en su contra debido a los Crímenes de guerra con Ucrania, emitida por la Corte Penal Internacional.
Por nuestra parte, Gabriel Boric, se hizo presente desde el 16 de noviembre como presidente invitado, ya que Chile no pertenece al grupo de países del G20. Pero representa un candidato potencial para sustituir a Argentina debido a sus conflictos económicos.
El papel de Brasil como líder del G20 se ha visto limitado por las dinámicas globales, donde las grandes potencias, como Estados Unidos, China y Rusia, priorizan sus propios intereses nacionales sobre la cooperación global.
A pesar de las limitaciones, las potencias regionales tuvieron la capacidad de impactar aspectos específicos en las relaciones internacionales y, por ende, en el orden mundial.
En comparación con la presidencia de India del G20 del año pasado, Brasil ha logrado avances significativos en temas sociales, incorporando en su agenda la Alianza Mundial contra el Hambre y la Pobreza, un proyecto que está alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible: Erradicación de la pobreza y hambre cero y agricultura sostenible, establecidos para la Agenda 2030.
Además, pese a su tensa relación con el presidente argentino, Javier Milei, Lula logró alcanzar un acuerdo para la emisión de una declaración final, aunque con compromisos limitados. El documento subraya, en particular, la importancia de implementar impuestos a los multimillonarios y adoptar medidas más ambiciosas en la transición energética.
En conclusión, el presidente brasileño venció muchos obstáculos en esta cumbre como anfitrión y obtuvo una gran victoria diplomática.
