Guerra en Oriente Próximo: Comienzo de la dinastía Al Asad hasta su derrota

Siria ha estado bajo el control de la familia Al Asad durante más de 50 años, primero con Hafez al Asad, quien asumió el poder en 1970 mediante un golpe de Estado. Su ascenso fue respaldado por la minoría alauita, a pesar de que la mayoría de la población es sunita.

Durante su gobierno, Siria se involucró en conflictos clave, como la guerra contra Israel en 1973 y la intervención en Líbano, donde el país mantuvo una presencia militar hasta 2005. Hafez al Asad también enfrentó revueltas internas, destacándose la represión brutal de los Hermanos Musulmanes en 1979 y el ataque en Hama en 1982, donde miles de personas fueron asesinadas.

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Tras la muerte de Hafez en 2000, su hijo Bashar al Asad asumió el poder. Aunque inicialmente mostró signos de apertura política, rápidamente restringió las libertades y enfrentó crecientes protestas. En 2011, la Primavera Árabe llegó a Siria, desencadenando un levantamiento popular que se convirtió en una sangrienta guerra civil. Bashar al Asad, apoyado por Rusia e Irán, mantuvo el control sobre gran parte del país, pero el conflicto se complicó con la intervención de potencias extranjeras y grupos yihadistas.

La caída de Bashar al Asad

El 8 de diciembre de 2024, tras una fulgurante ofensiva de los rebeldes, Hayat Tahrir al Sham (HTS), un grupo islamista, tomó la capital, Damasco. En medio del caos, Bashar al Asad huyó del país con su familia, buscando refugio en Moscú, donde se le concedió asilo, poniendo fin a más de 50 años de dominio dinástico.

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Hayat Tahrir al Sham (HTS), liderado por Abu Mohammed al Jawlani, jugó un papel crucial en la caída de Asad. HTS, una organización islamista surgida en 2012, se formó como el Frente al-Nusra y, a lo largo de los años, se distanció de Al Qaeda. Al Jawlani, quien alguna vez fue considerado un extremista, ha intentado suavizar su imagen en la escena internacional, promoviendo un gobierno basado en instituciones y pluralismo. A pesar de sus esfuerzos por cambiar, los gobiernos occidentales, incluidos Estados Unidos, siguen considerando a HTS como un grupo terrorista.

Un futuro incierto para Siria

La huida de Bashar al Asad deja a Siria en una situación de incertidumbre. El país, devastado por años de guerra civil, está dividido entre facciones rebeldes, fuerzas internacionales y distintas comunidades religiosas y étnicas. La caída de la dinastía Al Asad plantea la pregunta: ¿qué tipo de gobierno tomará el control del país tras esta histórica derrota? El futuro de Siria es ahora incierto, mientras la lucha por el poder entre los diversos actores continúa.

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