El sábado pasado la cantante chilena Soulfía fue blanco de las pifias de los fanáticos de Jere Klein en el Urban Fest Lo Prado, teniendo que pausar su show para exigir respeto y generar consciencia de que son pocas las mujeres en la industria de la música que logran ser exitosas. Este hecho ha causado gran conmoción en redes sociales y ha dejado espacio para la reflexión.
Soulfía al escuchar las pifias detuvo su show para decirle a los asistentes “Somos pocas las mujeres en la industria que somos exitosas y nos cuesta mucho esto…Sobre todo a las mujeres que me piden que me baje, les pido un poco de respeto y compañerismo conmigo”.
A través de sus redes sociales la cantante indicó que se encuentra bien, pero que le impactó la situación a la cual tuvo que enfrentarse. «Me ha tocado vivir cosas así muchas veces y he tenido que desarrollar un cuero de chancho para sobrellevar estas situaciones, lo cual es muy lamentable.»
Quién es Soulfía
Sofía Walker, más conocida como Soulfía, es una cantante chilena de 27 años dedicada al R&B y al soul. En 2022 lanzó su álbum Brujerías de Cantina y, además, cuenta con múltiples singles y EPs. Este 30 de enero estrenará su nuevo single, Acaramelada.
El gran mensaje que nos dejo esta situación
Los artistas que se presentan en un escenario merecen respeto, además el arte en Chile y la industria de la música enfrentan constantes desafíos. A pocas semanas del Festival de Viña, esta situación ha generado conciencia sobre la importancia de un ambiente seguro y libre de discriminación en los espectáculos en vivo.
Soulfía expresó en sus redes sociales que algunos de sus fans de la comunidad LGBT fueron víctimas de discriminación durante su show. Lamentó profundamente haberlos expuesto a un espacio donde no estaban protegidos ni se sentían seguros. Para ella, lo más preocupante de todo esto es que la discriminación y la homofobia siguen presentes en 2025.
Este episodio con Soulfía deja en evidencia la urgente necesidad de fomentar el respeto y la diversidad dentro de la industria musical y sus escenarios. No solo se trata de valorar el talento de los artistas, sino también de construir espacios seguros e inclusivos para todas las personas que disfrutan de la música. En un país donde las mujeres y las disidencias aún enfrentan múltiples barreras, este tipo de situaciones nos recuerdan que el cambio comienza con la empatía y el reconocimiento de que el arte es para todos.
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