Tras el anuncio de la primera fase del plan de paz entre Israel y Hamás en Gaza, estallaron reacciones de júbilo en ambos lados. El pueblo, cansado de años de conflicto, salió a las calles para celebrar lo que muchos esperan sea el inicio de un nuevo capítulo de esperanza y reconstrucción.
Un acuerdo histórico: Israel y Hamás firman el primer paso hacia la paz
Este miércoles, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) comunicaron que acogían con satisfacción la firma del “acuerdo para el retorno de los secuestrados”, aludiendo a la aceptación de ambas partes de la primera etapa del plan de paz. El general Eyal Zamir ordenó preparativos para las operaciones de regreso de rehenes y el reforzamiento de defensas ante cualquier eventualidad, asegurando que todo se hará siguiendo instrucciones políticas y con responsabilidad.
El plan contempla una retirada parcial de tropas hacia líneas previamente acordadas, un intercambio de prisioneros —con liberaciones simultáneas— y garantías humanitarias para Gaza, incluyendo corredores de ayuda internacional y un plan de reconstrucción. Una de las condiciones más importantes será que los rehenes vivos sean liberados en un plazo corto (72 horas) desde el cumplimiento de las etapas acordadas.
El rol clave de Donald Trump en la negociación
Uno de los factores más comentados internacionalmente es la participación directa del presidente estadounidense Donald Trump, quien —tras asumir nuevamente un rol activo en política exterior— facilitó las conversaciones entre Israel, Egipto, Catar y Hamás.
Fuentes diplomáticas aseguran que su equipo trabajó durante semanas en reuniones discretas en Doha y El Cairo, logrando destrabar puntos sensibles como el cronograma de liberación de rehenes, garantías de seguridad para Israel y la participación de observadores internacionales en la transición en Gaza.
Trump calificó el acuerdo como “el primer paso real hacia una paz que parecía imposible” y aseguró que Estados Unidos supervisará junto a otros países aliados el cumplimiento de las cláusulas. Este protagonismo podría marcar un nuevo giro en la política exterior estadounidense en Medio Oriente, con Washington retomando un papel de mediador directo en un conflicto que llevaba más de dos años sin una salida diplomática concreta.
Celebraciones de alivio en Gaza, Israel y más allá
En Gaza, los habitantes, que han vivido semanas de bombardeos y desplazamientos, salieron a las calles con una mezcla de llanto, gritos de alegría y expectativa. En Khan Younis, particularmente, se respiraba un clima de esperanza tras el anuncio.
Mientras tanto, en Tel Aviv y otras ciudades israelíes, familias de rehenes se reunieron en plazas emblemáticas —como la llamada Hostages Square— derramando lágrimas y abrazándose con emoción al recibir la noticia del acuerdo. El ambiente fue un reflejo de lo que muchos dicen: un alivio profundo, un respiro colectivo. Entre saltos, aplausos y cánticos, el optimismo venció —por un momento— el miedo al futuro incierto.
Retos pendientes tras la firma del acuerdo
Aunque la firma de esta primera fase es un paso significativo, muchas preguntas siguen abiertas: ¿Cómo asegurar que Hamás cumpla con el desarme exigido? ¿Quién gobernará Gaza luego del proceso de transición? ¿Cómo se manejarán los enormes daños a infraestructura, los desplazamientos y la reconstrucción?.
Dentro de Israel, algunos partidos de línea dura advierten que la liberación de prisioneros podría debilitar la seguridad nacional. En Gaza, en tanto, hay desconfianza sobre si las promesas de reconstrucción se cumplirán esta vez. La comunidad internacional —incluyendo Turquía, Egipto, Catar y EE.UU.— se ha comprometido a monitorear y garantizar el cumplimiento de cada etapa.
¿Qué sigue ahora?
Si el Parlamento israelí aprueba el acuerdo, la retirada parcial de tropas comenzará en un plazo corto. La liberación de rehenes podría iniciarse dentro de 72 horas, según lo contemplado. Con ello, se abriría un lapso de transición en el que las partes deberán demostrar voluntad, cumplimiento y control mutuo. Trump y su equipo anunciaron que organizarán en las próximas semanas una cumbre internacional para coordinar la reconstrucción de Gaza, invitando a la Unión Europea, Naciones Unidas y varios países árabes.
Las noticias de esta semana representan un giro inesperado y de enorme relevancia global. Por primera vez en años, Israel y Hamás han acordado un cese al fuego con garantías concretas y un plan de transición, con Donald Trump como figura central en la mediación.
Las calles de Gaza y ciudades israelíes se llenaron de júbilo, con emociones a flor de piel. Pero la euforia debe dar paso al desafío mayor: la implementación del acuerdo, la restauración de la confianza, la reconstrucción y la justicia para quienes más han sufrido.
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