Anime, un increíble fenómeno imparable: de Sailor Moon a Jujutsu Kaisen

El anime ha dejado de ser un producto de nicho para convertirse en un fenómeno cultural global. Lo que comenzó como transmisiones esporádicas en televisión abierta durante los años 90, hoy es una industria que mueve miles de millones y que compite directamente con Hollywood en audiencias y recaudaciones. Sin embargo, más allá de los números, el anime guarda un valor especial: ha marcado la infancia, la adolescencia y hasta la vida adulta de distintas generaciones en todo el mundo.

El inicio del furor en el Chile de los 90

En nuestro país, el anime llegó de la mano de canales como Chilevisión, La Red y TVN, que en los 90 apostaron por series como Dragon Ball Z, Los Caballeros del Zodiaco, Sailor Moon y Pokémon. Estos programas se emitían en horario infantil o vespertino y rápidamente se convirtieron en parte de la rutina diaria de miles de niños y adolescentes.

La popularidad fue tal que se organizaron convenciones, se comenzaron a vender álbumes, juguetes y merchandising, y las canciones de apertura, en su mayoría dobladas al español, se volvieron himnos generacionales, basta con recordad a los pequeños disfrazados de Goku, cantando en el programa Zoolo TV. En las ferias escolares y en los recreos, los personajes del anime se transformaron en parte de la identidad cultural de quienes crecieron en esa época.

Un destello de luna en la diversidad sexual de la sociedad chilena de los 90  – ALCIFF

Los 2000: consolidación y expansión

Con la llegada de internet y el auge del cable, títulos como Naruto, One Piece, Bleach o Inuyasha consolidaron el fenómeno. Fue la época en que los fans comenzaron a organizarse en comunidades online, intercambiando capítulos descargados o subtitulados por ellos mismos, en una época en que el acceso era limitado.

Esta década vio nacer a los primeros grandes fandoms internacionales, que transformaron al anime en algo más que entretenimiento: en un estilo de vida.

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De otaku incomprendido a fenómeno mainstream

En pleno auge de las tribus sociales nacen los «otaku», aquellos fanáticos del anime, sin embargo, no fue fácil, éstos eran muchas veces malvistos o ignorados, tachados de raros o excesivamente obsesivos. Sin embargo, esa mirada ha cambiado radicalmente. Hoy se puede hablar de anime sin miedo y como parte de una cultura que cada vez se abre más paso en Chile, llenando incluso salas de cine con estrenos de películas japonesas, y consolidando eventos y festivales dedicados al género.

Los 2010 en adelante: el salto global

La llegada de plataformas como Crunchyroll, Netflix o Prime Video abrió el camino para que el anime se instalara de forma definitiva en la cultura pop mundial. Producciones como Attack on Titan, My Hero Academia y Demon Slayer no solo conquistaron a los fans tradicionales, sino también a nuevos públicos que jamás habían visto una serie japonesa.

Hoy, títulos como Jujutsu Kaisen baten récords de audiencia y sus películas llenan salas de cine, compitiendo directamente con producciones occidentales.

Jujutsu Kaisen Cursed Clash | Sitio Web Official (ES)

Más que dibujos animados

El impacto del anime no se limita a la pantalla. Ha influido en la moda, la música, el arte digital y hasta en la forma en que se cuentan historias en otras industrias. Al mismo tiempo, se ha convertido en un puente cultural: millones de jóvenes en Occidente se acercaron al idioma japonés, a la gastronomía y a la filosofía oriental gracias a estas producciones.

Animes Icónicos | VIAJE A JAPÓN

Para quienes crecieron en los 90, el anime es sinónimo de tardes frente al televisor. Para los adolescentes de los 2000, representa las primeras comunidades online. Y para la generación actual, es parte del mainstream global, con estrenos que llenan cines y figuran en las plataformas más populares.

De Sailor Moon a Jujutsu Kaisen, el anime no solo ha acompañado a distintas generaciones: las ha unido en torno a historias que hablan de amistad, sueños, lucha y esperanza. Historias que, aunque cambien los títulos, siguen tocando fibras universales.

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