En los últimos años, Hollywood ha encontrado una nueva fórmula para mantener viva la magia del cine: las precuelas. Ya no se trata de continuar historias, sino de mirar hacia atrás, explorar los orígenes de personajes icónicos y expandir universos que ya parecían cerrados. Desde Los Juegos del Hambre: Balada de Pájaros Cantores y Serpientes hasta El Caballero de los 7 Reinos, la nueva precuela de GOT a estrenar en 2026, las precuelas se han convertido en una de las estrategias más efectivas —y rentables— del cine contemporáneo.
Este fenómeno no solo responde a un interés artístico, sino también a una necesidad comercial: revivir la nostalgia y garantizar el éxito en taquilla en tiempos donde el público está más fragmentado que nunca.

La fuerza de la nostalgia
En una industria saturada de estrenos semanales y contenido en plataformas, la nostalgia se ha convertido en una de las armas más poderosas del cine moderno. Las precuelas apelan a la memoria emocional de los espectadores, invitándolos a reconectarse con historias y mundos que ya conocen.
Producciones como Cruella, Wonka o Lightyear demuestran que el público sigue queriendo saber más sobre los personajes de su infancia. En lugar de inventar nuevos héroes o villanos, Hollywood opta por profundizar en los que ya existen, explorando sus motivaciones, traumas o sueños. Es una manera de ofrecer algo “nuevo” sin alejarse del terreno seguro de lo familiar.
Esta tendencia no solo busca emocionar: también es una respuesta al declive de las ideas originales en la gran pantalla. Mientras las franquicias establecidas garantizan espectadores, los proyectos desconocidos deben luchar por atención en un mercado hipercompetitivo.

El negocio del pasado
Detrás de cada precuela hay una ecuación comercial muy clara. Apostar por un universo ya conocido reduce los riesgos económicos y maximiza la rentabilidad. Las grandes productoras cuentan con una base de fans consolidada, merchandising preparado y estrategias de marketing probadas.
El auge de los universos cinematográficos, como los de Star Wars, Harry Potter o Game of Thrones, ha demostrado que el público disfruta expandiendo tramas secundarias y descubriendo los orígenes de sus personajes favoritos. Series como House of the Dragon o The Acolyte no solo amplían historias, sino que mantienen viva la conversación en redes sociales y plataformas durante meses.
Incluso el streaming ha capitalizado esta tendencia. Netflix, Amazon Prime Video y Disney+ compiten por desarrollar contenidos derivados que alimenten sus catálogos, sabiendo que la nostalgia es un valor seguro en la era digital.

Entre la creatividad y el reciclaje
Pese a su éxito, las precuelas no están exentas de críticas. Muchos se preguntan si esta oleada de producciones refleja una crisis creativa en Hollywood, más preocupada de revivir el pasado que de construir el futuro.
Sin embargo, otros argumentan que las precuelas pueden ofrecer nuevas lecturas y profundizar en temáticas que antes se pasaban por alto. Joker, por ejemplo, funcionó como una historia de origen con identidad propia, alejándose del cómic tradicional para hablar de salud mental, desigualdad y alienación social.
En ese sentido, las precuelas pueden ser una herramienta narrativa poderosa, capaz de reinterpretar mitos y adaptarlos a los tiempos actuales.
Un futuro construido sobre el pasado
Todo indica que el fenómeno continuará. En los próximos años llegarán nuevas precuelas de It, The Lord of the Rings y Mad Max, consolidando una tendencia que mezcla nostalgia, marketing y evolución narrativa.
En un mundo donde lo nuevo se consume en segundos, mirar atrás parece ser la estrategia más segura para seguir adelante.

Un futuro construido sobre el pasado
Todo indica que el fenómeno continuará. En la primavera del 2025 llega It: Bienvenidos a Derry y ya se ha confirmado la producción de la tercera temporada de Los Anillos del Poder a estrenarse en 2027, consolidando una tendencia que combina nostalgia, marketing y evolución narrativa.
Hollywood parece haber entendido que, en una era marcada por la fugacidad y el consumo rápido, mirar atrás es la mejor forma de seguir adelante. Y aunque algunos critiquen esta fórmula, lo cierto es que las precuelas siguen llenando salas y despertando emociones, demostrando que el pasado —en el cine— sigue teniendo mucho futuro.
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