El impactante lado oscuro de la inteligencia artificial: cómo afecta la salud mental de los jóvenes

La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en parte esencial de la vida moderna: organiza nuestro contenido, predice lo que queremos ver y nos mantiene conectados. Pero su influencia va más allá de la tecnología. Hoy, los expertos advierten que la relación entre inteligencia artificial y salud mental está generando efectos preocupantes, especialmente en los jóvenes.

Los algoritmos no solo recomiendan música o videos; también moldean emociones, reforzando la necesidad de aprobación y comparación constante. Lo que parecía un simple avance digital está afectando la forma en que los adolescentes se ven a sí mismos y cómo se relacionan con los demás, generando efectos negativos en su salud mental.

Ansiedad digital y comparación constante

Las redes sociales impulsadas por IA están diseñadas para retener la atención del usuario el mayor tiempo posible, elevando los niveles de dopamina, tal y como lo hacen algunas drogas. El problema surge cuando esa lógica de recomendación comienza a priorizar contenidos que generan reacciones emocionales intensas, como la envidia o la inseguridad.

Un estudio del Centro de Investigación Digital y Salud Mental de Chile (2024) reveló que el 62 % de los adolescentes entre 13 y 18 años siente ansiedad o estrés tras navegar por redes sociales. Muchos aseguran compararse constantemente con los cuerpos, logros o estilos de vida que ven en pantalla.

La doctora Claudia Fernández, psicóloga infantojuvenil, explica:

“Los algoritmos están diseñados para captar atención, no para cuidar emociones. Si un adolescente no entiende cómo funciona esa dinámica, termina creyendo que lo que ve en línea es la realidad.”

La sobreexposición a este tipo de contenido afecta la autoestima, la concentración e incluso la calidad del sueño, generando efectos negativos que a primera parecen inofensivos, pero que hoy representa un verdadero problema en los niños y jóvenes.

Chile y el aumento del malestar digital

En el contexto nacional, los efectos también son evidentes. Según cifras del Ministerio de Salud (2025), uno de cada tres jóvenes chilenos presenta síntomas de ansiedad relacionados con el uso excesivo de redes sociales.

El fenómeno se ha intensificado durante los últimos dos años, especialmente con plataformas que integran herramientas de inteligencia artificial para personalizar la experiencia del usuario. Si bien estas tecnologías prometen conexión y entretenimiento, los expertos advierten que también están creando un entorno emocionalmente tóxico.

La psicóloga social Andrea Lagos lo resume así:

“Hoy los adolescentes viven en una vitrina permanente. Cada ‘me gusta’ se convierte en una forma de validación y cada ausencia, en un golpe emocional. Esa presión constante tiene consecuencias reales en su salud mental.”

Cómo convivir con la IA sin perder bienestar

A pesar del panorama preocupante, hay formas de convivir con la IA de manera más consciente. Especialistas recomiendan:

  • Establecer límites de tiempo en redes sociales, equiparando la virtualidad con la vida real.

  • Fomentar la educación digital desde la escuela, enseñando cómo funcionan los algoritmos y que éstos no representan la realidad, más bien, muestran sólo una parte de la vida.

  • Promover espacios offline, donde el ocio no dependa de una pantalla, sino que en espacios de deporte o hobbies.

  • Hablar abiertamente sobre bienestar emocional, sin estigmas, validando lo que sientan y dando la confianza para que nuestros jóvenes sientan un espacio seguro donde expresarse.

Estas medidas no buscan eliminar la tecnología, sino humanizar su uso y devolver a los jóvenes el control sobre su experiencia digital, generando un equilibrio en ella.

Una generación entre pantallas

La IA no es el enemigo, pero sí un espejo de nuestras emociones amplificado por la tecnología. Mientras más se normalice el uso consciente y la educación digital, más cerca estaremos de equilibrar sus beneficios con la salud mental, evitando que se convierta en un enemigo para los niños, niñas y adolescentes.

El desafío, especialmente en Chile, es enseñar a las nuevas generaciones a usar la inteligencia artificial sin perder el sentido de sí mismos, entendiendo que detrás de cada algoritmo hay un diseño que busca atención, no bienestar y que la vida tiene matices donde no todo es likes y perfección.

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