El pasado lunes 9 de diciembre, por la mañana ocurrió un hecho que estremeció a toda la comunidad penitenciaria y al país. Un recluso del Centro de Cumplimiento Penitenciario (CCP) Biobío fue encontrado decapitado en su celda.
Según los primeros informes, el delito habría sido perpetrado por su compañero de celda en lo que preliminarmente se investiga como un posible ritual satánico.
El cuerpo de la víctima, identificada como Vincent González Aguirre, de 27 años, fue encontrado junto a una biblia, símbolos ritualísticos y dibujos realizados con sangre, entre ellos un «666» y un pentagrama.

El agresor, Diego Valdés San Martín, de 41 años, habría utilizado un arma cortante de fabricación artesanal para cometer el acto que cometió en el módulo 42 del recinto penitenciario y quedaron al descubierto durante el procedimiento de apertura de celdas en la mañana.
Según las declaraciones en un comunicado del Subprefecto Enrique Guzmán, de la Brigada de Homicidios de la Policía de Investigaciones (PDI), «se encontraron diversos elementos que están siendo analizados para determinar si se trató efectivamente de un ritual o de otro tipo de circunstancia violenta».
Historial…
El presunto autor del crimen, Diego Valdés, cuenta con un historial de violencia significativo dentro del sistema penitenciario. Condenado previamente por homicidio, acumula 15 sanciones disciplinarias por riñas, posesión de armas blancas y daños a infraestructura, es por esto, que Gendarmería lo clasifica como un «reo de alto compromiso delictual».

Por su parte, el recluso Vincent González, condenado por robo con intimidación y tráfico de drogas, había solicitado reiteradamente su traslado a un penal más cercano a su familia en Arica, sin éxito. Según testigos, la convivencia entre ambos internos era tensa y marcada por conflictos.
El fiscal a cargo, Michelangelo Bianchi, ordenó una evaluación psiquiátrica del imputado para determinar su estado mental al momento del crimen.
Hasta el momento, no se han encontrado indicios de que el hecho esté relacionado con organizaciones criminales, apuntándose a una situación particular.
“Estamos revisando todos los antecedentes, incluyendo entrevistas con internos y personal de Gendarmería, además de las evidencias levantadas en el lugar”, detalló el Subprefecto Guzmán.

Medidas…
El caso ha generado preocupación por la seguridad al interior de los recintos penitenciarios. Gendarmería informó que se están evaluando medidas para prevenir hechos similares en el futuro, asimismo, se ha activado el apoyo psicosocial para la familia de la víctima.
Las autoridades han subrayado la importancia de esclarecer este caso para determinar si el móvil corresponde a un acto de ritual satánico o a un acto de violencia derivado de otros factores, como disputas personales o alteraciones mentales del agresor.
El procedimiento investigativo continúa, y se espera que en los próximos días se entreguen nuevos detalles a medida que avancen las diligencias.