En un avance significativo para la astrofísica, la NASA ha identificado siete nuevos objetos espaciales clasificados como «cometas oscuros”, duplicando el número de este tipo de cuerpos celestes conocidos.
Estos objetos presentan características similares a las del enigmático ‘Oumuamua, el primer objeto interestelar identificado por el Telescopio Pan-STARRS-1 en Hawái en octubre de 2017.
‘Oumuamua, que en hawaiano significa “explorador”, generó perplejidad entre los científicos debido a su comportamiento anómalo.
Aunque inicialmente se pensó que era un asteroide, su aceleración fuera del sistema solar sugirió que podía estar desgasificando material volátil, una característica típica de los cometas.
Sin embargo, carecía de la coma, esa nube de polvo y gas que rodea a los cometas tradicionales, lo que lo diferenció de cualquier otro objeto conocido hasta entonces.
Desde la detección de ‘Oumuamua, la comunidad científica ha estado en la búsqueda de fenómenos similares. Este esfuerzo ha dado sus frutos con la identificación de los llamados “cometas oscuros”, pequeños cuerpos celestes que también carecen de coma pero muestran aceleraciones no gravitacionales atribuibles a la desgasificación.

El hallazgo de la NASA
El concepto de los cometas oscuros se originó en 2016, cuando los astrónomos notaron una desviación inexplicable en la órbita del asteroide 2003.
Este fenómeno no pudo ser explicado por el efecto Yarkovsky, un proceso en el que los asteroides emiten calor absorbido del Sol. Davide Farnocchia, investigador del Laboratorio de Propulsión a Reacción (JPL) de la NASA, explica: “Normalmente, este tipo de perturbación indica la presencia de un cometa, pero en este caso no encontramos evidencia de una cola o de actividad visible en el objeto. Era un enigma”.
El descubrimiento de ‘Oumuamua en 2017 y su comportamiento similar reforzaron la idea de una nueva categoría de objetos celestes. Ahora, con la identificación de siete nuevos cometas oscuros, los astrónomos están un paso más cerca de desentrañar sus misterios.
El reciente estudio de la NASA reveló que los cometas oscuros se dividen en dos grupos principales:
- Cometas oscuros exteriores: Estos objetos, de cientos de metros o más de diámetro, orbitan el sistema solar exterior en trayectorias muy elípticas, similares a las familias de asteroides que rodean a Júpiter.
- Cometas oscuros interiores: Más pequeños, de apenas decenas de metros o menos, estos cuerpos celestes tienen órbitas casi circulares dentro de las trayectorias de Mercurio, Venus, la Tierra y Marte.
Según Darryl Z. Seligman, investigador del Instituto Carl Sagan y autor principal del estudio, “Analizar la reflectividad y las órbitas de estos objetos nos permitió identificar estas dos categorías distintas dentro de nuestro sistema solar”.
Implicaciones según la NASA…
El estudio también plantea preguntas fundamentales sobre el origen, la composición y el comportamiento de estos objetos.
Los investigadores especulan que los cometas oscuros podrían contener hielo de agua, lo que podría aportar pistas sobre cómo se distribuyó el agua, e incluso los ingredientes para la vida, en el sistema solar hace miles de millones de años.
“Los cometas oscuros podrían ser responsables de traer a la Tierra los materiales necesarios para el desarrollo de la vida”, asegura Seligman. Este hallazgo refuerza la importancia de seguir investigando su composición y trayectoria.
El futuro de la investigación…
La detección de estos siete nuevos objetos representa un hito en la comprensión de los fenómenos celestes en el sistema solar.
A medida que las tecnologías de observación avancen, los astrónomos esperan descubrir más cometas oscuros y profundizar en el estudio de su impacto en la evolución del sistema solar.
El misterio de ‘Oumuamua y sus sucesores continúa cautivando a los científicos, marcando un nuevo capítulo en la exploración del cosmos y desafiando nuestra comprensión de los objetos interestelares y su papel en el vasto universo que habitamos.
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